La cultura post-revolucionaria en México
Por Héctor Alfonso
Rodríguez Aguilar
La educación es uno de
los elementos más importantes y decisivos de cualquier sociedad a través de la
historia; así fue el caso de este rubro en el periodo post-revolucionario en
México. Y para afirmar la misma en los fines ideológicos, políticos, sociales y
prácticos se tuvo que definir las posturas que la educación pública mexicana tuviera al ser impartida por parte del estado, con respecto al esquema transformador que buscaba.
Para todo lo anterior se dio un
importantísimo debate a nivel nacional entre dos postura encontradas, por parte
de dos ideólogos (filósofos) estos eran: Vicente Lombardo Toledano,
perteneciente a la generación de los
siete sabios de México, con formación ideológica marxista y Antonio Caso de
ideología idealista y retórica.
Este gran debate que polemizaron estos dos
grande intelectuales mexicanos, se dio en un importante congreso universitario
y educativo durante el mes de septiembre de 1933, en Veracruz, donde fue el
primer Congreso de Universitarios Mexicanos, ahí se reunieron rectores,
directores, maestros y estudiantes de todo el país, y se dan importantes
postulados como son: Que las universidades e institutos tienen que orientar el
pensamientos de la nación y tendrá que ser estrictamente científico, así como
buscar un sistema que socialice los instrumentos y medios de producción.
Era clara la postura en sus postulados
propuestos por este congreso, de la importancia por asumir la ideología socialista y
las ideas marxista, que llegaban por esos años a la nación por irradiación de la Unión
Soviética. Y que un año posterior se establecerían en forma contundente en la ejecución de l que sería la educación socialista, que echaría andar Lázaro Cárdenas.
Y los alegatos con respecto a la
orientación educativa los asumen estos dos gigantes de la cultura mexicana, Y
es Lombardo Toledano que define su posición al respecto, a que la libertad de
cátedra es una invención del estado burgués, para orientar la educación en
servicio de la clase capitalista y prevalecer así este modelo social y
económico. Lo que quería Lombardo era esa libertad de cátedra para opinar a la
realidad en que vivimos y de acuerdo con la verdad. Y que la universidad debía
ser responsable y congruente con su enseñanza frente a la realidad social
muchas veces lacerante, que debía ser ante todo afirmativa.
Por su parte Antonio Caso, decía al respecto,
que para él estaba su orientación en un nacionalismo social, y que la universidad no puede ser sectaria, deberá
haber libertad de cátedra por parte de
los profesores. Y que eso ayudaría a las clases menos favorecidas, y cada
quien será libre de asumir y discutir sus propias opiniones.
En el debate generalizado entre los
alumnos, se da una un voto a favor de Antonio Caso y se rechazan muchas veces las posturas
Lombardianas, por ser muy focales en la idea política marxista estalínista. Sin
embargo las dos posiciones abrirán el debate entre la posturas de libertad de cátedra y la no
sectarización de la educación pública.
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