martes, 31 de octubre de 2017

El Instituto Politécnico Nacional

La cultura post-revolucinaria en México

Por: Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar



El Instituto Politécnico Nacional (IPN), popularmente conocido como el Politécnico o el Poli, es una institución pública de investigación y educación de todos los niveles superiores educativos; fundada en la ciudad de México en 1936, durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas. Esta casa de estudios fue fundada siguiendo los ideales revolucionarios de reconstrucción, desarrollo industrial y económico; buscando así brindar educación profesional sobre todo a las clases menos favorecidas.

     Actualmente el Instituto Politécnico Nacional es considerado una de las instituciones educativas más importantes de México y América Latina  por su nivel académico, También es una de las principales instituciones mexicanas en la formación de técnicos y profesionales en las áreas de la ciencia, la tecnología y las ingenierías.

      Los antecedentes de la apertura de este importante centro de estudios fueron: Que en 1931 se estableció la Escuela Politécnica y la Escuela Preparatoria Técnica, así como el establecimiento de diversas escuelas especializadas de estudios técnicos superiores.  En 1932: el secretario de educación pública Lic. Narciso Bassols, planteó la necesidad de organizar un sistema de enseñanza técnica, propuesta a la que se unieron los ingenieros Luis Enrique Erro y Carlos Vallejo Márquez. 

     Presentándole el proyecto del Instituto Politécnico Nacional al presidente Lázaro Cárdenas.

     El 1 de enero de 1936, el periódico El Universal dio la noticia de “La creación del gran Instituto Politécnico Nacional”, anunciada en el informe a la nación que dio el general Lázaro Cárdenas del Río en su primer año de gobierno. El Excelsior del 5 de enero de 1936, publicó que el 16 de enero se iniciaban las inscripciones en el IPN: los acontecimientos se sucedieron rápidamente y con fechas 12, 13 y 14 de enero de ese año, los principales diarios de circulación nacional publicaron invitaciones para que se inscribieran estudiantes en las prevocacionales, vocacionales y profesionales del IPN. Ese año iniciaron clases el 16 de enero todas las escuelas técnicas que conformaban al Instituto, cuya coordinación académica estuvo a cargo en ese entonces por ingeniero Juan de Dios Bátiz Paredes.
     El 20 de febrero de 1937, en solemne ceremonia realizada en el Palacio de Bellas Artes, se inauguraron por vez primera los cursos del Instituto Politécnico Nacional. El presupuesto inicial para la construcción de las instalaciones fue de dos millones de pesos, y la obra estuvo a cargo del ingeniero Juan de Dios Bátiz Paredes.
     ​Las instalaciones politécnicas estaban conformadas por diversos edificios, básicamente en el actual Centro Histórico de la Ciudad de México, así como con el patrimonio politécnico de la ex hacienda del Casco de Santo Tomás. El proyecto inicial apuntaba a desarrollar la infraestructura dentro del Casco de Santo Tomás, plan que pronto se llevaría adelante.
     El proyecto Cardenista proponía el inminente desarrollo industrial del país; para tales efectos, era urgente contar con cuadros tanto de obreros (prevocacionales) y técnicos (vocacionales) como profesionistas (escuelas superiores y nacionales) que aportaran el capital humano de origen nacional y que generaran el conocimiento para la formación de un México industrializado. Como consecuencia del llamado proyecto de educación socialista, la cobertura inicial estaba claramente orientada a los hijos de los trabajadores del campo y la ciudad.
     En 1937, al crearse el Instituto Politécnico Nacional, las diferentes escuelas superiores y vocacionales se encontraban esparcidas en diferentes puntos de la ciudad, por lo que Juan de Dios Bátiz Paredes logró, gracias al entonces presidente de la República, Lázaro Cárdenas, expropiar esos terrenos. Las escuelas eran en ese entonces las escuelas de: Construcción, Comercio, Biológicas, Textil y Medicina, que se juntaron en el primer campus, situado en Tlatilco y Santo Tomás, en el centro de la ciudad, conocido popularmente como el Casco de Santo Tomás.  
    




domingo, 29 de octubre de 2017

CARTA TEÓLOGAS Y TEOLOGOS DE LA LIBERACIÓN AL PAPA FRANCISCO








 
                                                                                   
                                                              
                                                                                                                                                                            













Autor: Juan José Tamayo

Querido Hermano Francisco,

Somos teólogos y teólogas de América Latina y del Caribe, convocados por Amerindia, una red de cristianas y cristianos comprometidos en los procesos de resistencia y esperanza de nuestro continente.

Nos hemos reunidos en Puebla – México, del 12 al 14 de octubre bajo el lema: “La fuerza de los pequeños”.

El propósito era contribuir a los procesos de transformación y liberación de nuestros pueblos, leyendo en clave creyente y crítica el momento histórico que vivimos, desde una sinergia intergeneracional, enfatizando los resortes místicos-proféticos y metodológicos de la Teología de la Liberación.

Queremos expresarte nuestro apoyo por dar centralidad al grito de la Tierra y al grito de las víctimas del sistema anti-vida que sacrifica millones y millones de hermanas y hermanos empobrecidos.

Nos solidarizamos contigo por el sufrimiento que se te impone por esta actitud profética y pastoral que atañe no solamente a la Iglesia, sino a toda la humanidad en este momento dramático de la historia.

Como grupo hemos invocado al Espíritu para que te siga iluminando y fortaleciendo en las palabras y en los gestos a fin de animar los procesos de lucha por el cuidado de la Casa Común, especialmente por la dignidad de los pueblos originarios, de los afrodescendientes y de las mujeres que luchan por el reconocimiento de su lugar en la Iglesia y en la sociedad.

Nuestra confianza está puesta en el Misterio de Dios que transforma la historia desde la fuerza de los pequeños.

Renovando nuestra solidaridad y enviando todo nuestro cariño te abrazamos cordialmente como nuestro Hermano mayor.

Puebla, México, 14 de octubre, 2017.
Firmantes:
María José Caram
Isabel Iñiguez
Francisco Bosch
Victor Codina
Sofia Chipana
Manoel Godoy
Francisco Aquino
Leonardo Boff
Marcia Miranda
Afonso Murad
Marcelo Barros
Juan José Tamayo
Joao Decio Passos
Carlos Eduardo Cardozo
Agenor Brighenti
Cesar Kuzma
Daniel Souza Santos
Elio Gasda
Diego Irarrázaval
Andrea Castillo
Oscar Elizalde
Deysi Moreno
Francisco Reyes Archila
Socorro Vivas
Aliro Cáceres
Silvia Regina de Lima Silva
Pablo Richard
Martha Zechmeister
Juan Hernández Pico
Benjamín Schwab
Rodolfo Ascanio
Larry Madrigal
Geraldina Céspedes
Herbert Alvarez
Alejandro Ortiz
Juan Manuel Hurtado
Socorro Martínez
Elizabeth Judd
Margot Bremer
Paola Polo
Carmen Margarita Fagot
Tirsa Ventura
Pablo Bonavía
Elena Bicera
Rosario Hermano
Pedro Trigo

miércoles, 25 de octubre de 2017

La Educación Socialista en México

                                                La cultura post-revolucionaria en México


Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar

¿Cómo entender que se planteó por parte del estado mexicano un proyecto de educación socialista para toda la república? A esa interrogante existen múltiples respuestas, pero existe una que es contundente y tiene que ver con el estado vigente de las cosas en ese momento histórico y social.

     En el naciente siglo XX, se dieron a nivel mundial dos acontecimientos que cimbraron a sus respectivos países, con dos importantes revoluciones sociales, una en 1910 que fue la Revolución Mexicana, y la otra fue la Revolución Bolchevique de Octubre de Rusia en 1917. Una de ellas fue una revolución burguesa liberal (la mexicana) con Madero; la otra una fue por parte de los trabajadores (soviets) socialista al frente Lenin.

     Las dos tuvieron una fuerte base social, buscaron reivindicaciones sociales, y se generaron por el estado vigente que era decadente y de descomposición social. Una vez que ambas revoluciones se consumaron y se afirmaron en sus respectivos países, irradiaron sus postulados, visiones y reivindicaciones a otras naciones del orbe.  Fue el caso de la Revolución Rusa que irradia su ideología que nos llega hasta nuestro país.

     Al ser la Revolución Mexicana una revolución con amplia base social, es que las ideas socialistas se anidan y crecen. Y una propuesta fue la de implementar la educación socialista en México. El 8 de octubre de 1934 fue aprobado por la Cámara de Diputados el dictamen de la reforma de los artículos 3° y 73, en los términos que comenzaba puntualizando: “La educación que imparta el estado será socialista y, además de excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social”.

     El impulsor de esta educación fue el presidente Lázaro Cárdenas, junto con su activo y decidido secretario de educación Narciso Basols. El 28 de octubre de 1934, hubo una fuerte manifestación de apoyo a la iniciativa de activar la educación socialista con 150, mil personas. Siendo Cárdenas candidato dijo al respecto: La Escuela Socialista llegará a convertirse en un foco de sana actividad social que identifique la vida del pueblo con la escuela misma, formando un todo homogéneo, un centro de interés que ayude a purificar el medio, combatiendo los vicios y creando hábitos de trabajo y facilitando los recursos técnicos y cuya actividad se extenderá de la acción del maestro revolucionario, guiador y orientador de las voluntades a la acción de todos”.

      Hubo un importante sector social en varios estados de la república que se opusieron a esta reforma e iniciativa del gobierno de implantar  la educación socialista. Se dieron acciones violentas, ya que asesinaron algunos profesores, estos hechos no se castigaron, y se dieron en algunos estados, como fueron: Aguascalientes, Durango, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Tamaulipas, Veracruz, Campeche y Zacatecas.

     Por su parte ya estando en el exilio el expresidente masón Plutarco Elías Calles, declaro para un medio informativo de Los Ángeles, lo siguiente: “Yo no estoy de acuerdo con las presentes tendencias comunistas en México…no creo que los principios sustentados por el presente gobierno son aplicables a mi país”. Por su parte Manuel Gómez Morín, en ese momento rector de la Universidad Nacional, formuló declaraciones atacando la educación socialista y defendiendo la libertad de cátedra.    


miércoles, 18 de octubre de 2017

La polémica sobre educación y universidad entre Caso y Lombardo

La cultura post-revolucionaria en México




Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar

La educación es uno de los elementos más importantes y decisivos de cualquier sociedad a través de la historia; así fue el caso de este rubro en el periodo post-revolucionario en México. Y para afirmar la misma en los fines ideológicos, políticos, sociales y prácticos se tuvo que definir las posturas que la educación pública mexicana tuviera al ser impartida por parte del estado, con respecto al esquema transformador que buscaba.

     Para todo lo anterior se dio un importantísimo debate a nivel nacional entre dos postura encontradas, por parte de dos ideólogos (filósofos) estos eran: Vicente Lombardo Toledano, perteneciente a la generación  de los siete sabios de México, con formación ideológica marxista y Antonio Caso de ideología idealista y retórica.

     Este gran debate que polemizaron estos dos grande intelectuales mexicanos, se dio en un importante congreso universitario y educativo durante el mes de septiembre de 1933, en Veracruz, donde fue el primer Congreso de Universitarios Mexicanos, ahí se reunieron rectores, directores, maestros y estudiantes de todo el país, y se dan importantes postulados como son: Que las universidades e institutos tienen que orientar el pensamientos de la nación y tendrá que ser estrictamente científico, así como buscar un sistema que socialice los instrumentos y medios de producción.

     Era clara la postura en sus postulados propuestos por este congreso, de la importancia por asumir la ideología socialista y las ideas marxista, que llegaban por esos años a la nación por irradiación de la Unión Soviética. Y que un año posterior se establecerían en forma contundente en la ejecución de l que sería la educación socialista, que echaría andar Lázaro Cárdenas.

    Y los alegatos con respecto a la orientación educativa los asumen estos dos gigantes de la cultura mexicana, Y es Lombardo Toledano que define su posición al respecto, a que la libertad de cátedra es una invención del estado burgués, para orientar la educación en servicio de la clase capitalista y prevalecer así este modelo social y económico. Lo que quería Lombardo era esa libertad de cátedra para opinar a la realidad en que vivimos y de acuerdo con la verdad. Y que la universidad debía ser responsable y congruente con su enseñanza frente a la realidad social muchas veces lacerante, que debía ser ante todo afirmativa.

     Por su parte Antonio Caso, decía al respecto, que para él estaba su orientación en un nacionalismo social,  y que la universidad no puede ser sectaria, deberá haber libertad de cátedra  por parte de los profesores. Y que eso ayudaría a las clases menos favorecidas, y cada quien será libre de asumir y discutir sus propias opiniones.

     En el debate generalizado entre los alumnos, se da una un voto a favor de Antonio Caso y se rechazan muchas veces las posturas Lombardianas, por ser muy focales en la idea política marxista estalínista. Sin embargo las dos posiciones abrirán el debate entre la posturas de libertad de cátedra y la no sectarización de la educación pública.

     

miércoles, 11 de octubre de 2017

El Colegio Nacional

La cultura post-revolucionaria en México


Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar

Una de las últimas instituciones públicas emanadas de la cultura post-revolucionaria en México fue el Colegio Nacional.  Dicha institución fue fundada en la ciudad de México por decreto del presidente Manuel Ávila Camacho, el 15 de Mayo de 1943, como una instancia que agruparía a científicos, artistas y literatos mexicanos más destacados, con el propósito de preservar y dar a conocer lo más importante de las ciencias, artes y humanidades que nuestro país puede ofrecer al mundo. Su lema es: "Libertad por el saber”.
     En el decreto de creación se imponía un número de veinte miembros para El Colegio Nacional, que debían ser mexicanos por nacimiento, y se especificaba a sus quince miembros fundadores. Se establecía que los miembros del Colegio debían impartir conferencias sobre su especialidad en las instalaciones del mismo, y que dichas conferencias deberían de ser abiertas a todo público y gratuitas. La sede del Colegio se estableció en la ciudad de México, y se implantó el carácter vitalicio de la membresía del colegio.
     Durante la ceremonia de inauguración, la concurrencia fue muy numerosa y distinguida; estuvieron representadas las manifestaciones más encumbradas de la ciencia, de la filosofía, del arte, y de la cultura en general; las instituciones más importantes del ámbito educativo estuvieron presentes y, algunas de las más representativas de los estados o del interior de la república mexicana.
     La idea de crear esta institución y su gestor fue el licenciado Alejandro Gómez Arias, destacado intelectual, que también funda Radio Universidad (de la UNAM) y  participa en la creación del Seminario de Cultura Mexicana. El discurso oficial de inauguración del Colegio, es a él que le toca ofrecerlo, y en él nos dice: “Reunir a los hombres más destacados de mi patria, es un acto de unidad; existen hombres superiores a quienes México tiene gratitud por lo que a México han dado y por lo que han hecho a México; parece que reunir a estos hombres ha sido obra de milagro. El Colegio Nacional, su obra, no podrá medirse desde ahora por la modestia con que nace, pero se apreciará a la distancia. Ella sobrevivirá porque es un grupo de hombres que han dado mucho al país y por lo que siente honda gratitud. El estado los seleccionó, pero el país los tenía ya catalogados, es decir, fue la ejecución de un mandato de conciencia pública”.
      Los primeros 15 miembros fundadores asignados para ser parte de esta institución, fueron destacados artistas, científicos y filósofos, todos ellos producto de esa cultura postrevolucionaria que hemos estado revisando en esta columna. 

    La lista la conformane: Alfonso Reyes, escritor (literato); Diego Rivera, pintor; José Vasconcelos, escritor (filósofo); José Clemente Orozco, pintor; Enrique González Martínez, escritor; Ezequiel A. Chávez, educador; Antonio Caso, filósofo; Ignacio Chávez, médico cardiólogo; Isaac Ochoterena, biólogo (científico); Manuel Uribe y Troncoso, Médico Oftalmólogo; Carlos Chávez, músico; Mariano Azuela, escritor, Manuel Sandoval Vallarta, físico (científico); Alfonso Caso, arqueólogo; y Ezequiel Ordóñez geólogo (científico).  A cada uno de los miembros se le hizo entrega de un diploma, donde se daba fe,  de su ingreso y permanencia a dicha institución.

     Como anécdota final, uno de los pilares de la cultura mexicana posterior a la revolución fue el tapatío Gerardo Murillo, mejor conocido como, “El Dr. Atl”; éste fue propuesto por José Luis Martínez como miembro del Colegio Nacional. Él aceptó y se integró el 6 de noviembre de 1950; sin embargo, renunció al nombramiento el 5 de Julio de 1951. Sacrificó esta distinción para recuperar su libertad de acción, ya que de alguna manera sentía que la seriedad y prestigio de esta institución disminuirían su espíritu revolucionario y sería ubicado en un lugar solemne y riguroso.  



martes, 3 de octubre de 2017

La presencia de los exiliados españoles y su aporte a la cultura de México

La cultura post-revolucionaria en México


         Buque Sinaia nave donde abordaron los exiliados españoles al puerto de Veracruz.

Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar

Para la cultura mexicana moderna existe un antes y un después de la llegada de los exiliados españoles, al ser acogidos por México, durante el régimen presidencial de Lázaro Cárdenas del Río.

     De 1936 a 1939 en la república española se desarrolla la llamada Guerra Civil Española, dicha guerra fue de las más sangrientas en Europa. Esta acción malévola y cruenta estuvo organizada en gran medida por las potencias europeas como una especie de “laboratorio” a lo que serían las acciones bélicas posteriormente desarrolladas en la conocida Segunda Guerra Mundial.  

     Dado que se enfrentaron dos bandos rivales por un lado el régimen oficial de gobierno conocido como el bando republicano  y por el otro el bando opositor nacionalista comandado por el general Francisco Franco. El apoyo para los republicanos se dio por parte de la Unión Soviética y para los nacionalistas fue de Hitler y Musolini. Al ver perdida la guerra los republicanos, muchos de ellos así como sus simpatizantes, solicitaron  asilo político a varios países de América Latina.

     México fue uno de los que acogió entre 20 y 25 mil ciudadanos españoles, de estos refugiados se estima que la “inmigración intelectual o de “élite” se conformaba de aproximadamente un 25 % del total, es decir, poco más de 5, 000 mil. Muchos de esos exiliados llegaron en el buque Sinaia al puerto de Veracruz y se establecieron en la capital de la república mexicana y muchos niños huérfanos que arribaron, conocidos como los niños de Morelia, fueron establecidos en hospicios de la capital michoacana.

  El presidente Lázaro Cárdenas, con los niños españoles exiliados que llegan a México. 

     Los altos valores intelectuales de muchos de los que llegaron, representaban y contribuían al brillo de la cultura en su país, sin embargo al acogerlos y recogerlos México, contribuyó a que todo ese bagaje cultural e intelectual que traían y poseían, ponerlo al servicio de la cultura, instituciones y pueblo mexicano. Para aprovechar toda esa riqueza humana, se creó la conocida Casa de España (hoy El Colegio de México) por parte del historiador e intelectual colimense Daniel Cosio Villegas. Otra institución que acogió a esta pléyade de profesores, científicos, filósofos, historiadores, artistas, cineastas, literatos, poetas, etc., fue la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) su presencia y relevancia se reflejó en las áreas de humanidades, investigación científica y difusión cultural.

     Entre los hombres y nombres que llegaron para quedarse destacan: Pedro Garfias, Luis Buñuel, Remedios Varo, Enrique Díez-Canedo, Joaquín Xirau, José Gaos, Bernardo Ginés de los Ríos, Max Aub, Emilio Prados, Luis Recaséns Siches, Eugenio Imaz, Agustí Bartra, Juan Rejano, León Felipe,  José Bergamín, Margarita Nelken, José Manuel Gallegos Rocafull, Adolfo Sánchez Vázquez, Eduardo Nicol, Wenceslao Roces, Juan Antonio Ortega y Medina, Carlos Bosch García y Oscar de Buen, entre otros muchos.

     Con la llegada de todos estos ilustres españoles y su aporte en la academia, la cultura mexicana se revitalizó y marcó un parteaguas, de un antes y un después para la cultura mexicana. Basta ejemplificar el mundo filosófico mexicano, que antes del aporte de los filósofos españoles exiliados la academia filosófica mexicana no tenía la rigurosidad deseada, fue hasta que llegan éstos ilustres que le sirvió a esta disciplina como un reconstituyente para que tomara su vuelo y la altura necesaria .