miércoles, 1 de agosto de 2018

Daniel Ortega el nuevo Somoza de Nicaragua



Daniel Ortega y Anastasio Somoza, sus respectivos gobiernos cada día se parecen más.

Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar

El actual presidente de Nicaragua Daniel Ortega Saavedra y el exdictador de aquella nación Anastasio Somoza cada día se parecen más: En perpetuarse en el poder, en eliminar a sus opositores (asesinatos), en lo autoritarios, en gobernar de forma antidemocrática y en ser tremendamente antipopulares.

    Todos estos adjetivos vienen sumando al actual presidente de aquella nación de Centroamérica. Sabemos que Ortega llega al poder en 1979 después del triunfo de la Revolución Sandinista y ejerce el poder del gobierno hasta 1990, es decir, por 11 años. Y luego vuelve al poder en un segundo mandato de enero de 2007 hasta la fecha de este año 2018, suman otros 11 años, en total son 22 años en el gobierno. De esa manera se convierte en el segundo presidente con más tiempo desde Somoza a la fecha.

    Dice una ley universal: “Agua que se estanca se pudre”. Es precisamente lo que le ocurre a Daniel Ortega, se ha perpetuado tanto en el poder, y sigue los mismos esquemas o postulados que su gobierno ya tiene un importante desgaste e impopularidad. Muy lejos quedó aquel régimen del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que luchó con todas sus fuerzas y esperanzas –aquellos jóvenes de caras morenas, que en sus ojos reflejaban una gran esperanza por liberar a su pueblo de la dictadura de Anastasio Somoza- hoy convertida la actual Nicaragua en un país sin la esperanza de libertades civiles, justicia, igualdad y paz.

    Ortega surge de aquella lucha armada e ideológica que trama el FSLN con la ayuda de importantes sectores sociales, entre los que se encuentra la Iglesia (las Comunidades de Base, la Iglesia popular, teólogos de la Teología de la Liberación y los jesuitas) para hacer y buscar de Nicaragua una sociedad nueva y justa. Estados Unidos como un “diablo” metió la cola con la Contra (mercenarios pagados por USA para combatir el régimen sandinista) y el cansancio y la división social que eso causó hizo que se dejará el proyecto revolucionario a un lado. Pierde las elecciones en 1990, los Sandinistas pierden contra la Unión Nacional Opositora (UNO) con ello llega Violeta Barrios de Chamorro y los sandinistas al salir del gobierno hacen su “piñata” o sea se roban todo lo que pueden y dejan al gobierno sin lo más mínimo indispensable, se roban casas, máquinas de escribir, escritorios, sillas, el inmobiliario que pueden sacar. Regresa a un segundo mandato por parte de los sandinistas por haber pasado una sucesión de presidentes liberales y corruptos que hizo que el pueblo nicaragüense votará para un segundo periodo de gobierno sandinista y orteguísta.

   Hoy sus antiguos compañeros de lucha: el poeta emblemático y revolucionario Ernesto Cardenal, Miguel d Escoto, Sergio Ramírez y otros, han dado la espalda al régimen de Daniel Ortega que lo consideran sumamente corrupto, injusto con un nepotismo al tener a su esposa  Rosario Murillo que es la vicepresidente. Además en los últimos años Ortega y los suyos han pactado con los empresarios de Nicaragua y con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para establecer una economía de mercado neoliberal.

    Hoy con el hartazgo del pueblo y la impopularidad del actual régimen, el pasado mes de abril, con la reforma del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) donde muchos adultos mayores quedan sin una pensión, hizo que los jóvenes estudiantes de todo el país salieran a protestar. Grupos paramilitares orquestados por el gobierno salieron a reprimir las protestas y asesinar jóvenes y opositores, la cifra hasta el momento es de poco más de 309 muertos.

    Ante eso la Iglesia Católica Nicaragüense se ha puesto de lado de las víctimas, lo que ha traído tensión con el gobierno. Al grado de que turbas de simpatizantes al gobierno han golpeado obispos, sacerdotes, han quemado iglesias y profanado sagrarios con hostias consagradas. La valiente y profética acción del obispo Silvio José Báez Ortega quien ha denunciado la situación imperante le ha valido ser golpeado.

   Ante la triste y lamentable situación de Nicaragua, por dignidad del pueblo, Daniel Ortega debería de hacerse a un lado para dejar que un gobierno de transición tome el poder y convoque a nuevas elecciones, porque esa nación centroamericana no se merece un régimen asesino que tiene. Hasta el año 2022 es el periodo en que terminaría Ortega de su mandato, pero se antoja muy lejano ante la ignominia desatada por su gobierno contra el pueblo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario