La
cultura post-revolucionaria en México
Por
Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar
La fotografía en México
llegó a mediados del siglo XIX. Esta arte visual tuvo su desarrollo gradual
hasta alcanzar los primero años del nuevo siglo XX. Ya en plena lucha de la
Revolución Mexicana, Agustín Víctor Casasola reunió un caudal de fotografías
propias y de otros fotógrafos, tanto nacionales como extranjeros, sobre los
hechos ocurridos en la confrontación armada y sus momentos.
Sin embargo, llega la época posterior a la
revolución y con ella una generación de fotógrafos, destacándose los nombres de
Edward Weston, Tina Modotti, Manuel Álvarez Bravo, Lola Álvarez Bravo, Antonio
Garduño, y Paul Strand.
Edward Weston (1886-1958) en 1926 el
muralista Diego Rivera le dice a este fotógrafo norteamericano y a su discípula
la italiana Tina Modotti: “Estoy seguro que si don Diego Velázquez (el famoso
pintor español) volviera a nacer sería fotógrafo”. Es el México de ese entonces
que se vive con una fe integra que engloba al mismo tiempo la técnica, los públicos
y el sentido de nación. Es cuando en pro o en contra, la Revolución Mexicana
unifica a intelectuales y artistas que descubren, redescubren, colonizan o
exploran a México. En esa atmósfera, Weston se radicaliza artísticamente.
Él se caracterizó por utilizar la técnica
del primer plano en temas naturales para obtener las formas poco comunes. En 1921 conoció a Tina Modotti que se
convirtió en su amante y discípula y por ello entre 1923 a 1925 mantuvo un
estudio fotográfico en la ciudad de México, con ello se relacionó con los
movimientos artísticos de la época. La amistad
y la influencia de su amigo Diego Rivera supusieron un cambio completo de su
estilo. En 1924 realizó una exposición de fotografías con tema industrial en el
Café de Nadie, se relacionó con los Estridentistas y colaboró en sus dos
revistas Irradiador y Horizonte, durante su estancia en México mantuvo amistad
con Manuel Álvarez Bravo, Nahui Ollin (Carmen Mondragón) y Frida Kahlo.
Manuel Álvarez Bravo, fue un magnifico
fotógrafo, marca con la calidad de su fotografía esta época. Construyó una
visión de la cruda realidad e histórica de la mexicanidad en la post-revolución,
dado que rechazó el folclor y la caricaturización de la identidad mexicana.
Buscó la redención de la gente común y su subsistencia. Su calidad es
vanguardista, haciéndolo referente de la moderna fotografía mexicana. El
intelectual francés y padre del surrealismo, dijo de él: “Su fotografía está
llena de elementos surrealistas”. Al ser referente en este arte, fue impulsor e
inspiración de los fotógrafos de la década de los años treinta.
Antonio Garduño, fue otro de los fotógrafos
destacados de este tiempo mexicano, él y sus hermanos fueron instruidos por
quienes trajeron las primeras cámaras fotográficas más avanzadas. Fotografío en
varias ocasiones a Francisco I. Madero y algunos otros personajes
revolucionarios, sin embargo, no fue un fotógrafo de Guerra, sino que era conocido
con el mote de “El fotógrafo de las Novias”, porque desarrollaba la fotografía
artística de las bodas. Pero lo que lo trasciende como profesional de este arte
es, que fue el primero fotógrafo de desnudos en México, de hecho se le reconoce su
trabajo que le realizó a Nahui Ollin (Carmen Mondragón) la mujer
más bella de la década de los veinte en la ciudad de México.
Dolores Martínez Anda mejor conocida como
Lola Álvarez Bravo, fue esta jalisciense figura destacada en la fotografía y en
el mundo cultural post-revolucionario. Esposa de Manuel Álvarez Bravo que fue
su mentor, dado que él le enseñó el arte de la fotografía y fue su asistente en
su estudio. Ella al separarse de Manuel, crea su propio
estudio con ayuda y colaboración de la pintora María Izquierdo. Con su lente
atrapó toda una época de México, tuvo desde luego la influencia de Manuel Álvarez Bravo. Con sus fotografías fue una cronista de la vida social y
cultural, además de ser la pionera en el
uso del fotomontaje.
Tina Modotti de origen italiano, se
transformó a sí misma, de ser objeto de belleza al posar para otros, a
fotógrafa profesional. Ella fue modelo, asistente y finalmente aprendiz de este
arte enseñado por Edward Weston. Su fotografía tiene un dejo de esteticismo,
siempre influenciado su trabajo artístico por su compromiso político y su
manera de ver el mundo. Ella era socialista fuertemente vinculada a la Unión
Soviética. Sus fotografías nunca pierden el sentido de la forma, pero ella está siempre en la búsqueda de sus prioridades.
La Secretaría de Educación Pública, en los
años treinta contrató al fotógrafo y cineasta norteamericano Paul Strand para
filmar un documental llamado “Redes”, para ayudar a construir la identidad
nacional después de la Revolución. Mientras
estuvo en el país hizo una gran cantidad de fotografías, muchas muestran
figuras religiosas que combinó con fotos de personas reales. Strand utiliza la yuxtaposición
de la belleza de figuras y rostros de la gente.
Toda esa muestra fotográfica la realizó de sus viajes
por los pueblos y comunidades de los estados de Michoacán, Coahuila, Edo. de
México y Oaxaca. Son imágenes emblemáticas de iglesias, pueblos, íconos
religiosos y rostros de indígenas mexicanos. De tal modo que al fotografiar en México,
fue tal la influencia que tuvo el paisaje mexicano y su entorno cultural, que
Strand adoptó de por vida una visión socialista que mantuvo por el resto de su trabajo en la fotografía y el cine.
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