viernes, 16 de octubre de 2015

El mito del hábitat del Maestro José Ortega y Gasset



Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar
En memoriam al maestro filósofo Roberto García Correa
El filósofo José ortega y Gasset dictando la conferencia en la universidad alemana de Baden-Baden

Cualquier labor que lleve al mejoramiento material de cualquier ciudad o población será siempre bien avalado por su comunidad en general, así como por el ciudadano común.  Los que son transeúntes en zonas donde se desarrolla una obra material -por ejemplo, ahora que se están haciendo las obras de la línea 3 del tren ligero de la ciudad de Guadalajara-, todas ellas producen molestias que ello conlleva, como son: polvo, cierre de calles, dificultad vial para los automotores, etc., se vuelven un verdadero problema transitar por las mismas, pero sin embargo, es parte de una situación normal (las molestias) mientras duren sus obras, pero una vez éstas son concluidas termina el problema, y es entonces que vemos sus beneficios. 
     Uno de los  aspectos que causa mayor impresión, es ver  esas calles abiertas con montones de tierra y profundas excavaciones como si fuera un cuerpo humano diseccionado en una plancha del nosocomio.  La abundante tierra  y polvo que se desparrama es causa de ciertos trastornos, porque los pisos de las casas adjuntas a la obra se ensucian más fácil y, el calzado del caminante se opaca más rápidamente por el polvo. Otra percepción que es más espiritual, que es inconsciente; dado que hace remitir a la profundidad del propio ser humano, son aquellas palabras bíblicas: “Polvo somos y en polvo nos hemos de convertir” –reflejo de nuestra condición frágil y efímera-. 
     Pero todo los trastornos, impresiones y demás que pudieran causar una importante obra en construcción, que es útil y necesaria, bien vale como se dice: “la pena”, porque mejorará las condiciones y el servicio a un sector de la población –vale decir, avenida o calle o un barrio o un sistema de transporte que beneficiará o mejorará la infraestructura de la ciudad. 
      Esto me hace pensar en aquella conferencia, que se ha vuelto un referente en algunos estudios de la antropología filosófica, donde el maestro filósofo español José Ortega y Gasset (aquel de la famosa y célebre  frase: "Yo soy yo y mi circunstancia") impartiera en la universidad alemana de Baden-Baden, poco después de la Segunda Guerra Mundial, donde es invitado a un congreso de ingenieros y arquitectos que buscan crear criterios para analizar y, de ahí iniciar lo que sería la reconstrucción de la Alemania de posguerra. Eran momentos donde aquella nación teutona vivía las secuelas de la guerra con una destrucción que había sido hasta sus cimientos.  
     Ortega Y Gasset al presentarse en aquella celebre apertura ante aquel público especialista. En su discurso el filósofo, les dice: “Les voy a hablar de un mito”. En épocas anteriores a la actual, cuando los monos vivían en zonas donde podían ser atacados por sus depredadores, esos monos tuvieron que elegir zonas pantanosas como hábitat, donde la topografía del suelo los protegiera de los ataques de las fieras. 
     Cuando aquellos monos habitaban en esa zona entre los árboles, cundió una epidemia de paludismo, la cual les causó como secuela de esa enfermedad, que la parte posterior de su cráneo y el cerebro se les hinchara o inflamara,  lo que eso, conforme pasó el tiempo fue evolucionando, dando como efecto que aquellos simios empezara a utilizar mucho como herramienta para sus propias necesidades la mano, y con ello se volviera un animal técnico; posteriormente esto evolucionó en homo sapiens (el hombre que piensa) o sea el hombre como lo conocemos ahora. 
     Esta importante ejemplificación que hizo el maestro Ortega y Gasset de la evolución del animal, a pesar de las grandes dificultades y retos que se le presentaban a la animalidad (a los monos), y que de eso la consecuencia fue benévola. Lo fue como reflexión para los ingenieros y arquitectos alemanes con respecto a las condiciones existentes en aquella Alemania de posguerra y su posterior reconstrucción. Hoy nosotros, cuando vemos las molestias causadas por una obra en construcción, que de manera inmediata nos causa malestar, el día de mañana se verán los beneficios que traerá la misma, porque con la nueva infraestructura, la ciudad, el barrio o la calle serán más cómoda, estética y funcional.   

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