martes, 26 de enero de 2016

LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA




Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar

La antropología filosófica es una de las ramas de la filosofía, pero antes de definir cuál es su significado dentro del corpus filosófico y de qué trata esta disciplina, veremos algunas acotaciones a la misma.  

     Iniciamos acerca de la definición de filosofía: como el amante de la sabiduría, de acuerdo a la etimología, es decir el filósofo ha de abordar los conocimientos generales últimos de todas las cosas. La filosofía abarca varias materias, a saber: la metafísica-ontología, historia de filosofía, ética, lógica, epistemología, etc.

     Dentro del conocimiento se habla de los grados del saber, es decir,  la diferencia entre el sentido común, la ciencia y la filosofía. El sentido común es el conocimiento práctico a priori de las cosas, es un conocimiento vulgar común que todos los humanos poseemos. La ciencia es un conocimiento particular (segmentado) ordenado y verificable, y la filosofía es un conocimiento racional, universal y general.

     La Antropología de acuerdo a la definición, es el estudio del hombre desde diferentes ángulos, es decir, desde diferentes situaciones en las que vive y se expresa el hombre. Todas las variantes las da la óptica en que la ciencia trate al hombre. En relación con la filosofía que estudia el fondo último digamos el ontos –el ser de las cosas-. Por ejemplo, las ciencias particulares como psicología y la antropología social estudian al hombre desde diferentes enfoques de acuerdo al segmento del conocimiento científico que tratan del hombre.

     La antropología filosófica, es posible que se le utilice y viniera ser una herramienta muy útil para aquellas ciencias que estudian al hombre. En razón que ayuda a profundizar en su naturaleza, dado que iría a fondo del ser del hombre, Las ciencias se dan cuenta que el homo sapiens -como un ente-, que puede ser estudiado en partes o segmentos; puede verse así, pero la antropología filosófica siempre nos invita a verlo como una unidad que existe en sí mismo, dado que existe un núcleo profundo que lo hace ser una unidad.

   Dentro de la crisis del conocimiento profundo del hombre, hay el aspecto socrático y el estoico que da un valor  muy importante al conocimiento de sí mismo, partiendo de aquellas frases: “Conócete a ti mismo” y “El hombre es la medida de todas las cosas”. Finalmente Podemos definir al hombre desde el punto de vista filosófico: Como un ser racional, que desarrolla su capacidad de análisis de todo lo que le rodea.

domingo, 24 de enero de 2016

RAÚL CASTRO "EL NUEVO "GORBACHOV" DE CUBA


Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar

A: Julio Scherer García, In memoria, auténtico y verás periodista

Podríamos hacernos una pregunta ¿El actual hombre fuerte del gobierno revolucionario de Cuba Raúl Castro Ruz, es una especie de Gorbachov para la realidad que vive hoy la isla? Trataremos de contestar esta pregunta, a lo largo de esta columna periodística.

El ahora hombre fuerte del gobierno socialista de Cuba Raúl Castro, desde que tomó posesión como presidente de aquella república se ha dado a la tarea de hacer cambios, algunos pequeños otros no tanto en la vida pública de aquella nación.

Como sabemos, su hermano Fidel que fuera el máximo líder de la Revolución cubana y presidente del gobierno por un prolongado y continuo mandato, que por motivos de vejez y de salud,  tuvo que pasarle la estafeta a su hermano menor Raúl que era el general en jefe de las fuerzas armadas revolucionarias.

Cuando su hermano Fidel era el primer mandatario de aquella nación o sea presidente del consejo de estado y primer secretario del Partido Comunista de Cuba, cargos que sustentó durante aproximadamente 52 años, desde que ganaron la Revolución aquel lejano 1º de enero de 1959 hasta abril de 2011, que fue cuando se alejó de los cargos públicos al ver que ya de plano no podía por su avanzada edad.

Como gobernante Fidel,  era de una vitalidad descomunal –así lo atestiguan muchos que lo trataron- era un gobernante que  para él, el poder había sido hecho a la medida de su índole.  Gobernó la isla con mano dura –cuando se requería- y tuvo una manera de actuar y de ser de mucha fijación, es decir que los postulados socialistas que enarboló desde que hizo esa opción para la mayor de las Antillas trató de llevarlos en superlativa contundencia. Es decir, implementó un modelo político y económico (socialista) ortodoxo en la isla,  durante muchos años muy pocos cambios hizo, a pesar de que siempre la realidad es la que va marcando las pautas de ajustes en las políticas públicas.

 Recuerdo en una de tantas pláticas que tuve hace algún tiempo, con un amigo de origen cubano avecindado en  Ciudad Guzmán, Jalisco, el doctor en ciencias Luis Alberto Araujo Viltres, le preguntaba a él, qué iba a pasar con Cuba el día  que Fidel dejará el poder o el gobierno por edad o por muerte. Y recuerdo que el doctor Luis me decía que entraría al relevo su hermano Raúl.

Y le preguntaba, que cómo sería la forma de gobernar de este personaje de la Revolución. A lo que el doctor Luis Araujo me contestaba, que según él iba a ser un gobierno peor –o sea más “malo”- a la manera en que Fidel estaba llevando las riendas del poder en ese momento. Comentaba también que se hablaba en la isla del Caribe, que Raúl era más dogmático y cerrado o sea un marxista ortodoxo, más recalcitrante en su postura y forma en como iría a tratar los asuntos del gobierno. Ante esa interrogante que había, sólo el tiempo nos la despejaría.

Años después de esa charla sobre este tema, llega finalmente el turno a Raúl de ser el máximo gobernante de su patria, en razón de ser el segundo en la lista de la cúpula del gobierno revolucionario. Ahora sí seriamos testigos  para ver qué pasaría en su gestión gubernamental.

Lo que se ha venido viendo hasta ahora,  desde que tomó el cargo, es un Raúl que ha apostado por la apertura en varios sectores y formas de vida y de la economía de la Isla, que por cierto, su hermano Fidel nunca se animó a realizar o a tocar. ¿Sería por miedo a que el sistema se le cayera? O dejara de ser aquello que se había propuesto –todo el gobierno revolucionario- con firme y decidida voluntad ser un pueblo autodeterminativo, soberano, socialista y libre de cualquiera intervención extranjera y más de los Estados Unidos. O sería esa manera en que casi todas las decisiones trascendentales de su gobierno se centraban en él – lo que dijimos su fijación por el poder-.

Lo cierto que hoy pienso en un Raúl con dejo de parecido con aquel líder máximo de la desaparecida ex Unión Soviética Mijaíl Gorbachov. Este ex hombre fuerte de aquel imperio socialista, que buscó en su periodo de gobierno implementar reformas al sistema socialista que era caduco por su excesiva burocracia, y la  falta de libertades individuales, así como una economía controlada completamente por el estado –al modo socialista estalinista-.

Para aquella gran nación, Mijaíl, busco reformas al sistema que él llamó Glasnots o sea apertura de la URSS para el mundo y a la economía. Y la otra, Perestroika o sea restructuración de las estructuras de gobierno ya obsoletas "herrumbrosas", lentas y ineficientes por la excesiva burocracia que tenía aquella nación.

Algo parecido está sucediendo en Cuba con la llegada de Raúl, desde que este señor llegó al poder, ha emprendido pequeños cambios que su anterior gobernante nunca tocó, como por ejemplo: que los cubanos ya pudieron usar y vender celulares; el libre acceso a hoteles; el usufructo de tierras ociosas para agricultores; acceso a internet para oficinas públicas y para algunos ciudadanos; dialogo permanente y buenas relaciones con la iglesia católica cubana; apertura de amplias inversiones por parte de China, Brasil, España y otras naciones.

Mención aparte merece la noticia que recientemente sorprendió a propios y extraños, el anuncio por parte del presidente estadounidense Barack Obama y su contraparte cubano Raúl para la apertura de negociaciones con el fin de normalizar relaciones diplomáticas entre ambas naciones.

Todos estos acontecimientos ineditos de apertura en una nación antes constreñida, que durante décadas vivió y estuvo apostada en un modelo y sistema  político socialista de corte estalinista, dado por las circunstancias políticas internacionales de la Guerra Fría y los Estados Unidos, así como la URSS obligaron a la isla para permanecer en este status, que por su parte, el gobierno y su sistema que encabezaba Fidel lo llevaron a permanecer en tal modelo.

Ahora podemos decir, que a modo de un nuevo "Gorbachov", el menor de los Castro, Raúl, va direccionando y transitando a su pueblo y al estado Cubano por el antes difícil e impensable camino de una economía de mercado.

martes, 5 de enero de 2016

Mi propia batalla en el desierto con el escritor José Emilio Pacheco




Mi propia batalla en el desierto con el escritor José Emilio Pacheco

Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar

In memoriam del maestro José Emilio, a casi cuatro años de su ausencia

Conocí al escritor José Emilio Pacheco por marzo o abril de 1992, en ocasión de que impartió una disertación sobre el escritor Miguel Ángel Flores en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara. Lo recuerdo hablando con el texto de apoyo en mano, y en ciertos momentos su participación se volvía elocuente. Una vez concluido el evento, en los pasillos del vestíbulo de aquel recinto, me encontré y tuve la fortuna de saludarlo y platicar por un breve momento con el narrador.

     Mi intención al acercarme a este personaje, fue para solicitarle una entrevista y visita a su domicilio particular, dado que en el futuro muy próximo tendría la ocasión de viajar a la capital de la república, mismo que aprovecharía para pasar a saludarlo y dialogar como era mi deseo. José Emilio como todo un caballero accedió con gusto a mi petición, me dio todos sus datos para poder buscarlo por mi paso que hiciera por la capital de la república.

    Al poco tiempo de aquel breve encuentro, y dado que de forma personal, me había propuesto empezar a visitar a los grandes escritores mexicanos en sus lugares de residencia; dado que para mí, aquel momento de mi vida, fue un tiempo en que con la inexperiencia de mi juventud y con la frescura propia de esa edad y el entusiasmo del aprendiz de escritor o literato, hizo que me diera a la tarea de buscar, conocer y dialogar con todos ellos.

    Así puede ver y compartir pláticas con Emmanuel Carballo, con José Luis Martínez, con Antonio Alatorre, con Ricardo Guerra,  con Andrés Henestroza, con Gabriel Careaga y con otros muchos. Podría decir que en esos días, yo vivía una fiebre y una audacia de andar buscando a esos señorones de la cultura.

    Mi propio “provincialismo” como dijeran los chilangos, me hizo que sin temor a equivocarme los buscará y les arrancara consejos y palmadas para seguir mi juego de literato en ciernes. En una de tantas visitas que hice a nuestra capital, me di a la tarea de buscar a José Emilio Pacheco en su propia casa habitación de la colonia Condesa.

    Unos días antes de mi acto de ir a su domicilio, por extrañas circunstancias nunca aclaradas, habían baleado su casa habitación. Había sido eco en los medios informativos de la televisión y de la prensa escrita, este peligroso acto que buscaba quizás intimidar al maestro Pacheco. Yo jovenazo entusiasta  no di mayor importancia aquel suceso, y  empecé a buscar y dar con el paradero de la casa del escritor. Cuando llegué a ella, todavía recuerdo, tenían las huellas de los hoyos (perforaciones) en las paredes de balas de grueso calibre. Así toqué a la puerta de la residencia, y de pronto abrió la ventana del postigo, una joven, era hija del laureado escritor.

     Cuando pregunté por su padre, me contestó, que no se encontraba, siempre permaneciendo ella dentro de la casa y yo en la banqueta, sin que abriera la puerta por aquello de la desconfianza que priva en los capitalinos por la inseguridad en que viven sus habitantes en aquella urbe.

     Entonces le comenté que venía desde Jalisco, de una ciudad pequeña tierra del escritor Juan José Arreola –Ciudad Guzmán-, para buscar a su  padre el insigne escritor. Ella me miró con un cierto interés, y yo le pregunté otras cosas con la misma actitud, estábamos platicando, cuando de pronto de una forma abrupta e intempestiva irrumpe en la plática, Cristina Pacheco esposa del escritor con desconfianza patente de una manera altanera y casi majadera –tomando una actitud hostil- , me preguntó con cierta alarma, qué se me ofrecía. Yo le expliqué, que buscaba al maestro.

     Ella sin detenerse cerró el postigo, y yo despidiéndome casi corrido por ser  simplemente un inesperado y desconocido visitante.  Al poco tiempo de haber sucedido este hecho, lo platiqué con varios colegas del medio literario, uno de ellos con Alfredo Cortés Sánchez y otro fue el maestro Víctor Manuel Pazarín –admirador total de la obra del autor de las Batallas en el desierto-, sobre aquella malograda entrevista con José Emilio Pacheco en el Distrito Federal.  

    Uno de ellos, sin recordar cuál de los dos fue, me dijo: “Héctor no es para menos como te recibieron, ellos acaban de sufrir una intimidación al ser  baleada su casa”.  La familia Pacheco aún estaba escamada. Ese fue mi único intento de búsqueda para conocer al escritor que ayudó a Juan José Arreola para que éste le dictara su célebre obra “Bestiario”.  Ahora que se han cumplido casi  cuatro años (+ 26 de enero de 2014) de su sensible desaparición física, del poeta, del traductor y del narrador, que supo llevar la pluma a vuelos insospechados, a mí no me queda más que esperar a que la eternidad nos haga volver a posibilitar ese encuentro que no se dio aquí entre los mortales, sino que se pueda dar en otro momento y en otra dimensión, donde él ya goza y “vive”.