martes, 25 de agosto de 2015

La Confrontación de la Revolución Mexicana


Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar

*La cultura post-revolucionaria en México

(La confrontación de la Revolución Mexicana)


 Una vez que se agotó el régimen del general Porfirio Díaz Mori, vino la etapa conocida dentro de la historia de México como la Revolución Mexicana. Este momento histórico mexicano se caracterizó por una lucha armada revolucionaria que abarca los años de 1910 a 1917.

     El presidente Díaz se mantuvo en el poder hasta 1911, con un régimen donde las reelecciones sucesivas lo llevaron a que se prolongara su estancia política por 35 años. Durante ese tiempo dijimos, que había pacificado el país, controlado el ejército y modernizado la economía  mediante la apertura al capital extranjero.

     No obstante, por su indiferencia ante las desigualdades sociales y su incapacidad de democratizarse, el régimen envejecido enfrentó una oposición creciente a partir de 1900. Cuando acababa de ser reelegido en 1910, Porfirio Díaz fue derrocado por Francisco Indalecio Madero en 1911. Aquí inicia una etapa de caudillos y bandos, dentro de la política nacional y en diferentes partes del territorio nacional con una lucha atroz y sangrienta, de tal manera que se hicieran del poder las facciones revolucionarias.

     Madero fue elegido presidente y luego asesinado por el general porfirista Victoriano Huerta en 1913. El gran error de Madero es haber dejado en el poder a los ministros de Porfirio Díaz. Con este hecho se desata toda una trifulca sangrienta entre bandos en diferentes frentes.

     Este golpe de estado contra Madero y su asesinato, desató los levantamientos  de Francisco Villa con sus “Dorados”, de Venustiano Carranza el caudillo de Cuatro Ciénegas y del general Álvaro Obregón, los tres del norte del país, mientras que en el Sur se extendió la revolución agraria de Emiliano Zapata con su lema: “Tierra y Libertad”.

     Después de una suerte de enfrentamientos entre los diferentes bandos, traiciones y asesinatos, se logró neutralizar en el norte a Francisco (Pancho) Villa en 1915. Y así lograron los constitucionalistas  concluir la lucha con el congreso constituyente de Querétaro el 24 de febrero de 1917. De tal iniciativa salió la carta magna constitutiva que aún nos rige. Y que incluía los principios de la reforma agraria y de las nacionalizaciones que se darán después.

     Sin embargo, las rencillas y resentimientos  entre los caudillos revolucionarios quedaron, y se fueron “cobrado” posteriormente. El presidente Carranza fue asesinado por Álvaro Obregón en 1920. Para luego Obregón ser elegido como presidente de México por el periodo 1920-1924, mismo que emprendió un ambicioso programa de educación pública bajó la dirección del lic. José Vasconcelos Calderón. Obregón fue asesinado en la plaza de la Bombilla en San Ángel por León Toral, pero el autor intelectual de dicho asesinato fue Plutarco Elías Calles. Hasta un chiste popular se decía en aquel momento al respecto: ¿Quién mató a Obregón? –Ssshhhh, calléense! O como otro que en fechas más recientes, se decía por el asesinato del lic. Luis Donaldo Colosio: ¿Quién Mató a Colosio? –Está pelón, saber.

     Plutarco Elías Calles, fue presidente de 1924 a 1928, pero dominó la vida pública hasta 1935, fue el poder detrás del trono. Adoptó una política anticlerical que provocó la Guerra de los Cristeros de 1926 a 1929. Esta guerra que tuvo como trasfondo la defensa de la religión del pueblo, fue una especie de apéndice final de la lucha armada revolucionaria.

     Durante la cruenta lucha intestina revolucionaria hubo aproximadamente, un millón de muertos, junto con los 250,000 muertos que sumó la Guerra Cristera, en una población que en 1910 daba poco más de quince millones de habitantes en todo el territorio nacional.                                          

martes, 11 de agosto de 2015

El período Porfirista



Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar


  Como antecedente inmediato a la cultura post-revolucionaria de México en el campo político tenemos al porfirismo. Período que se caracterizó por tener en el poder como presidente de la república a Porfirio Díaz Mori (1830-1915). Este régimen duró 35 años de 1876 a 1911, convirtiéndose en una dictadura. Fue un periodo de estabilidad política, a partir de 1890, dado que pacificó al país, controló al ejército y modernizó la economía mediante la inversión extranjera, pero sin embargo tuvo poca capacidad de democratizarse (reelección).

     En lo Político, lo fundamental fue de modernización. Uno de los elementos modernizadores fue la instalación de los ferrocarriles, dado que se tendieron más de 19,000 kilómetros de vías férreas por todo el país. Además Díaz introdujo los adelantos tecnológicos vigentes en el mundo, como son: El cinematógrafo, la fotografía, la electricidad, el teléfono, el gramófono, el automóvil y la industrialización.

     En lo social, era patente un México eminentemente rural más que urbano. Amplias zonas del país estaban en pobreza y abandono. Los elementos modernizadores fueron en: la educación, la corriente filosófica del positivismo, la industrialización en diferentes ciudades y regiones y en la cultura los modelos de arte occidental sobre todo el francés.  

     En la cultura, el afrancesamiento de las costumbres y de las artes se dio entre las clases altas de la ciudad de México. Un refinamiento que contrastaba con la pobreza y marginalidad de las otras clases sociales y de las etnias indígenas. Francia en ese momento se convertía en la cúspide y vértice universal de todas las artes, la cultura y la ciencia. En el año de 1900 se lleva a cabo en París la expo-universal, con la creación como testigo y arquetipo de aquel momento histórico, la realización de la famosa torre parisina de Eiffel.

   En las artes, la literatura francesa permeaba en el gusto de los lectores y personas cultas de la sociedad mexicana y citadina. Las corrientes literarias gustadas y en boga, casi todas venidas del viejo continente como son: El realismo, el parnasianismo, el naturalismo, el simbolismo y el modernismo. 

    En la pintura, las escuelas del neoclasicismo, del barroco y del romanticismo. Y en la educación y en la filosofía el modelo es la educación positivista, que era una corriente donde se privilegiaba el cientificismo, es decir, el aspecto evidente de las cosas. Había un grupo de intelectuales y altos burócratas que se les llamaba: ‘Los científicos’  Fue fundamental la influencia del filósofo francés Augusto Comte con la nueva corriente de pensamiento que influyó profundamente en la educación de la sociedad porfirista. Porfirio Díaz envía al país galo a Gabino Barreda (director-fundador de la Escuela Nacional Preparatoria) a estudiar y conocer la educación y filosofía del positivismo para posteriormente cuando regresara la aplicara en la educación de nuestro país.

    Justo Sierra que era el Ministro de Instrucción Pública del gobierno de Porfirio Díaz, funda el 22 de Septiembre de 1910 la Universidad Nacional de México, bajó los parámetros de la educación cientificista del positivismo.   (En la próxima entrega: La lucha sangrienta de la Revolución Mexicana)

lunes, 3 de agosto de 2015

La Cultura Post-revolucionaria en México


La cultura post-revolucionaria en México
(Introducción)

Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar

     Se conoce como cultura post-revolucionaria a una etapa en la historia de México, que se caracteriza por la amplia exposición cultural con identidad propia y que tiene elementos propios de un tiempo o período histórico sucedido posterior a la lucha armada de la Revolución Mexicana 1910-1917.  Este momento histórico es significativo, porque tiene un impacto en el florecimiento de las artes, de la cultura y la importancia de dar identidad a todos aquellos elementos que son nacidos de la realidad del pueblo y de lo mexicano.

     Se ha sostenido  por estudiosos del fenómeno social o histórico, que en períodos de paz y equilibrio, no surge nada importante en materia de arte y cultura. Parece que para que florezca las artes o la cultura de un pueblo o de una nación debe de pasar por periodos difíciles es decir, de guerra, de escases o de  periodos especiales difíciles para la sobrevivencia.

    En este periodo post-revolucionario, surge para nuestra historia y nación una especie de renacimiento mexicano. En el surgimiento de este momento significativo se manifiestan toda una serie de acciones, donde pueblo y gobierno de México se unen para hacer realidad la reconstrucción de un México moderno. Así nacen instituciones y acciones de gobierno que van transformando al México porfirista a una régimen revolucionario en un nación de instituciones y de movimientos en todos los órdenes.

     También en este momento salen a luz una serie de personajes, de diferentes áreas del quehacer público, de la educación, el arte, la cultura. Muchos de ellos con una visión de un nuevo país y de construir una nación más estable y a favor del pueblo. En esta época la pléyade de hombres es significativo: surgen artistas de diferentes artes, intelectuales, políticos, empresarios. Y planes de gobierno que buscan el avance de nuestro país y del pueblo mexicano.


      Desde luego sabemos que nuestra nación  es una entidad especialmente privilegiada en cuanto a la riqueza histórica que posee, ya que es muy abundante y rica. Todos los momentos de esta etapa post-revolucionaria son significativos; diríamos que cronológicamente comprenden un primer momento que van de los años 1915 a 1935; son 20 años de manifestación cultural nacionalista y revolucionaria.

     Viene un segundo período que va de los años 1935 a 1940, un lustro que viene a ser como un apéndice de ese primer momento visto y vivido anteriormente. Posteriormente podemos considerar un tercer y ya diluido momento, que va de los años 1940 a 1950, estos diez últimos años aún podemos ver destellos culturales de la conciencia nacionalista y revolucionaria manifestada en todas las artes y la cultura mexicana.

     Los inicios de esta cultura post-revolucionaria en México, se da con fuerza y vigor después de la cruenta lucha revolucionaria, pero ésta se venía ya fraguando como fuerza creativa desde los últimos años del período político porfirista.

     Manifestadamente definitorio –último-, es el período presidencial del general Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940), dado que significa la declinación de este noble momento cultural, que es comparable de alguna manera al Renacimiento italiano, y que en otra colaboración, el que esto escribe, aclararé a mis lectores. (En la próxima entrega: El periodo Porfirista)