martes, 15 de marzo de 2016

El cine y la fotografía en los años de la Revolución Mexicana





Por Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar. 


A finales del periodo político conocido como el porfiriato llega el cinematógrafo a México. Con dicho aparatejo se realizaron filmaciones que tienen que ver con la historia del país, como eran: lugares (el amplio medio rural y las ciudades, sobre todo la ciudad de México) y las costumbres del pueblo. Los filmadores fueron Salvador Toscano, Felipe de Jesús Haro y los hermanos Alva.

     De las confrontaciones entre los bandos revolucionarios en plena lucha armada se lograron hacer tomas con las primeras cámaras cinematográficas que llegaron al país, y así Jesús H. Abitia filmó los movimientos y batallas de la División del Norte con Francisco Villa, así como otras batallas de los generales Álvaro Obregón y Venustiano Carranza. Los hermanos Alva filmaron a Francisco I. Madero.

     Los temas de la lucha sangrienta de la Revolución en la pantalla grande toman relevancia por el año de 1930. Se hace una mezcla de documental y ficción. Todo ello es abonado por los tintes folclóricos y románticos. Algunas películas son: ¡Que viva México! de los años 1930-1932 del cineasta ruso-soviético Sergei M. Eisenstein; “El compadre Mendoza” de 1933, que fue un drama de la revolución, dirigida por Fernando de Fuentes, con el guion del escritor Mauricio Magdaleno, con diálogos escritos por Juan Bustillo Oro. Otras películas dirigidas por Fernando de Fuentes fue: “El prisionero 13” de 1933; y “Vámonos con Pancho Villa” de 1935.

     En los años revolucionarios se hicieron películas románticas en que las actrices o “divas” del momento como Emma Padilla y Mimi Derba resaltaban su belleza muy al estilo italiano.

     Entre los fotógrafos que tomaron instantáneas con los sucesos y personajes revolucionarios están: Agustín Casola, Ponciano Flores Pérez, Tomás Hurtado y Jacinto Pérez, de todos ellos sus fotografías dieron la vuelta al mundo en forma de postales y de notas de fotoperiodismo.

     Existen otros fotógrafos que ya en plenos años post-revolucionarios incursionaron con la fotografía artística y testimonial, como Antonio Garduño que fotografió a Nahui Ollin –Carmen Mondragón-; Manuel Álvarez Bravo y Lola que fuera su esposa, así como la italiana Tina Modotti.

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