Don Luis Sandoval Godoy periodista y escritor de la provincia mexicana
Por:
Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar
*In memoriam
Don Luis Sandoval Godoy
fue un destacado periodista y escritor que sumó más de 50 libros publicados en
vida. Además de haber sido periodista cultural y editorialista por muchos años
del conocido diario El Informador de Guadalajara, Jalisco, México. Apenas el
pasado 20 de junio, del año en curso, me enteré por las redes sociales de su
fallecimiento a la edad de 92 años. Descanse en Paz este buen hombre que fue en vida don Luis Miguel Sandoval Godoy.
Tuve la oportunidad de conocerlo por los
meses de junio o julio del año de 1991, fui a buscarlo y a tratarlo a la
redacción del suplemento cultural del Informador en Guadalajara. Recuerdo que
salió de la redacción y me presenté. Le dije el motivo de mi
visita, que era lector del suplemento cultural, dado que mi tía Rosalbina cada
domingo compraba el periódico. Don Luis en ese entonces ya era un hombre maduro, tenía como unos 64
años, se veía fuerte físicamente, de pelo corto rebelde, tez morena, con ojos
alegres, dicharachero y sonreía cuando era necesario. Era un hombre noble, generoso y bien intencionado.
Sandoval Godoy como periodista cultural dirigió el Suplemento cultural dominical de El Informador, y su abundante bibliografía como escritor de novelas, cuentos, historias y ensayos, hizo su estilo único, con sabor a provincia
Por esas
fechas el suplemento cultural que él dirigía estaba publicando por entregas las
memorias del escritor tapatío Emmanuel Carballo, que para mí era un goce
leerlas porque Carballo exponía de forma magistral, en aquellos textos, sus primeros pasos por el
mundo de la literatura y todo lo que hacía y vivía. Después estas memorias ya
recopiladas salieron a luz con el título: “Ya nada es igual” que publicó la
Secretaría de Cultura de Jalisco a cargo de Juan José Doñán, que por cierto debería ser un texto de lectura obligada para los iniciadores en el mundo literario, como también pudiera ser para los estudiantes de letras.
Recuerdo que no volví a ver a don Luis
hasta los primeros meses del siguiente año del 92. Tuve la oportunidad ya por
las tardes, después de las 5 pm, buscarlo en su casa antigua y bien conservada
de Garibaldi en pleno centro de la ciudad. Ahí él tenía una biblioteca en su
estudio que estaba especializada en obras (novelas y libros de historia) de la
Cristiada. En una mesa nos acomodamos a charlar y nos ofrecía un tequila con
squirt (bebida de toronja). Ocasionalmente era visitado en ese lugar por
colegas del medio periodístico y por escritores y amigos.
Ya establecido por aquellos años en la perla
de occidente, le presenté a don Luis al joven poeta Jaime Casillas Franco, que
después él se benefició mucho por la amistad con don Luis al darle apoyo en
varios órdenes. Don Luis escribía muchísimo tenía ahí en su estudio la
computadora y editaba muchos libros, él mismo decía que tenía vicio de editar
obras. Me hizo regalos de sus libros, recuerdo el de “Pueblos” una excelente
obra que viene una descripción de mi Zapotlán el Grande; otro fue sobre Agustín
Yáñez también muy buen ensayo sobre la obra y vida del escritor de Yahualica.
Tengo
que decir que don Luis era un escritor provinciano, que como Rulfo retrataba el
ambiente campirano y bucólico de los pueblos jaliscienses y zacatecanos. Su
manera de escribir era sencilla con un lenguaje pulcro, bien escrito. Fue un escritor católico ya que hizo varios libros sobre personajes de la fe, como el Padre Cáloca o de sucesos de la Guerra Cristera. También, reconozco
que él fue el primer revisor o corrector de mi biografía sobre Guillermo
Jiménez. También fue el primero que me dio la oportunidad de hacer mis pininos
como periodista, al publicar algunos textos breves para el suplemento cultural
del Informador en el verano de 1993.
También recuerdo
que Jaime Casillas y yo, comentábamos que el suplemento cultural nos parecía
muy provinciano que se necesitaba modernizar en su enfoque, ser más actual en
la literatura y la cultura. Eso me llevó
a escribirle a don Jorge Álvarez de Castillo una carta, para solicitarle que él
como director general del periódico buscará o adecuara el suplemento al momento
presente, que hubiera nuevos colaboradores que oxigenaran la publicación. Nunca
pasó nada. Lo que sí es que don Luis se ha de ver molestado, pero me perdonó
esa intromisión que nunca debía haber hecho, aunque tuviera buenas intenciones.
La abundante obra literaria de este escritor nacido en el Teúl, Zacatecas, pero avencindado por muchos años en Guadalajara donde hizo el total de su obra, lo posesionan como uno de los mejores escritores de Jalisco
En una de las charlas que tuve con Sandoval
Godoy en su casa, él se quejaba que su patrón don Jorge Álvarez del Castillo
era muy quisquilloso, porque se metía en la redacción de los textos de don Luis
en cosas que no le incumbían, por ejemplo me decía, que quería que en los
párrafos de los textos la última raya tenía casi que terminar el renglón (cosas
verdaderamente absurdas). En una de las últimas veces que visité a Sandoval
Godoy, me dijo con respecto a la biografía de Guillermo Jiménez, que había estado dialogando con don Vicente
Preciado Zacarías, él le había dado la queja que cuando yo andaba investigando
para hacer el libro de Guillermo Jiménez en la ciudad de México, había
molestado a muchos grandes escritores (importunándolos) Don Luis le dijo: “dejeló
está chamaco, que bueno que él haga lo que nosotros no nos atrevimos hacer en
nuestra juventud”. Terminó diciéndome en esa plática don Luis: “Lo que pasa es que don Vicente
tiene cierta envidia de tu trabajo sobre Guillermo Jiménez”.